domingo, 18 de mayo de 2008

"GRISTEZA"

Este jueves noche, llueve torrencialmente en Buenos Aires. La humedad se instala en los huesos de M. , el suelo de cerámica del salón rezuma una fina capa de agua que borra las huellas de los pies que han cruzado instantes atrás el umbral de la puerta, dejándola sola en una de esas soledades no deseadas que tan mala compañía resultan... Ojalá pudiera ella borrar también la huella de sus ausencias.

Entra a la ducha para tratar, quizás, de ahogar su pena. Lágrimas, lluvia, agua... limpieza de alma y de aire que no consigue sino arrojar cada vez más melancolía a su corazón, demasiado impermeable después de los años para calmar dolores pasados que, como hongos dormidos, afloran en días de lluvia como ese.

El mismo color gristeza del cielo nublado, es lo que ve al cerrar los ojos. No respires... así se está mejor... Por un momento se deja llevar y siente que su cuerpo la abandona... así se está mejor... Imágenes de días felices en los que sólo una voz al otro lado del teléfono calmaba sus angustias como un bálsamo mágico. Su voz ya no suena más... No respires... Así se está mejor.... Papa Noel ya es sólo un recuerdo de infancia... Cuántos regalos hubiera cambiado... Todos... por tenerle al menos una vez al año delante y poderle abrazar. El agua tarda en entrar en sus pulmones... Parece que ya falta menos... Tienes sueño... Cada vez será mejor....

Ding- dong... El sonido de la puerta arranca a M. de las profundidades de su mente . Despierta y sus pies toman aire un segundo emergiendo  del agua, para sumergirse  en el inundado  suelo del baño... M. no recuerda qué ha sucedido. Cierra el grifo y corre a abrir.

Un hombre, de barba blanca y manos grandes sonríe con una bolsa de plástico en la mano.

“Su comida, señorita”

M. recuerda ahora que llamó a pedir algo para cenar. Busca unos billetes mientras el viejo, sin dejar de sonreír , sigue hablando.

“Tiene ya el imán para la nevera con el nuevo diseño?” Tenga, así siempre sabrá dónde encontrarnos.

La voz del hombre de la barba gris le recuerdan días felices en los que sólo una voz al otro lado del teléfono calmaba sus angustias como un bálsamo mágico...

¿Podría usted abrazarme? Me recuerda a alguien...

El hombre, sin atisbo de sorpresa, abraza a M. Ella respira profundo y deja correr una sola lágrima que lleva un millón de ellas dentro.

El hombre se va. M. cierra la puerta y se sienta en el sofá. Pone una película, abre su paquete de comida. Enciende una vela y sopla... Pide un deseo que sabe imposible y se desea feliz cumpleaños.

Buenos aires... 9 de junio del 2006

(Continua en "Vuelo"...)

sábado, 17 de mayo de 2008

"Vuelo"

VUELO (leer a continuación de "Gristeza")

Los gritos se hacen ensordecedores en la cocina del restaurante familiar que G., abrió hace más de 30 años ya. Y sin embargo, él sólo escucha un tremendo y punzante silencio que se le ahorca en el centro del pecho. Dos días desde que Lucía se fue de casa. Lucía, su amor. No su único amor, pero sí su más grande amor. La falta de su voz se hace insoportable y siente ganas de explotar en llanto. Va a tener que ser más tarde; los clientes no entienden de penas ni soledades. Ni tampoco de dueños de bares de toda la vida, que no tengan la misma sonrisa de toda la vida... Que para eso pagan.

... El cliente siempre tiene la razón.

Si fuera verdad, le pediría a cada uno de ellos que le explicaran cómo hacer para traerla de vuelta.... El chico de la moto no entiende bien dónde tiene que llevar ese último pedido. G. trata de hacerse entender... Hacerse entender... también hace dos días lo intentó sin conseguirlo. Coge el paquete y decide ser él mismo quien lo lleve. Si no respira un poco de aire fresco, algo malo le va a pasar... ¡Ja! ¿Algo malo le va a pasar?...

El cielo tiene un color gris que le llena el alma de malos augurios. Qué triste el color gris... Como el gris de su triste barba mal cortada. Como el gris del color del moño de Lucía, cuando dándole la espalda cerró la puerta de casa prometiendo, triste, no volver. Su furgoneta también es gris. Hoy más gris que nunca. Llueve y el agua fría refresca su rostro. Ojalá pudiera mojarse por dentro con esa lluvia. Seguro que se sentiría mucho mejor. El motor, frío tras muchas hora de estar detenido, arranca con dificultad. Igual que el, que se detuvo un día en ese incansable trabajo del amor con Lucía y cuando tuvo que hacerlo, no supo arrancar.

Cierra los ojos un instante y trata de recordar cómo pasó todo. Unas cuantas mentiras piadosas ocultando otras tantas citas clandestinas con mujeres demasiado ajadas para salir a la calle a buscar quien las ame pero tan llenas de ganas de amar que calmaban su sed. Qué loco. Y mientras, Lucía tratando de encontrar la manera de darle todo lo que le estaba faltando... Pero de eso se enteró tarde. O siempre lo supo... Vaya usted a saber. Como en una mala novela le delató el olor de un perfume femenino. Ella ya sabía. Ellas siempre saben. Y como en una mala novela las malas excusas se sucedieron una tras otra hasta que, agotado, la incongruente suma de todas ellas le declaró culpable. Llorar no la va a traer de vuelta. Gritarle al taxista que se te cruza en la vía, tampoco... Arrepentirse no sirve. Aún nadie ha descubierto cómo volver el tiempo atrás y tú lo darías todo por hacerte con esa fórmula.

Una hoja de cuchillo recién afilado lacera sus recuerdos. Gris metal. Ese gris es capaz de matar a cualquiera. La calle está desierta. Hoy todo parece un reflejo de sí mismo. Llama a un timbre y nadie contesta. Claro, ha tardado tanto que ya no quieren la comida. Cuando se va a ir, se abre la puerta. Una chica joven, de mirada triste le sonríe apenas para ser educada. Cómo se parece a Lucia... A esa Lucía por la que perdió la cabeza mil millones de años atrás. A esa Lucía por la que daba la vida y que hoy se la quita con su ausencia. Sonríe nostálgico. La chica le pide que le abrace... Parece que el también le recuerda a alguien... Loca noche de coincidencias y metáforas. Sale, con el abrazo de la falsa Lucía aún calentándole el cuerpo. Abre el maletero del auto... La Lucía que se fue yace fría. Las marcas de cuchillo no son grises como su hoja, pero el rostro de ella sí. Y ya no puede hacer que vuelva el color a sus mejillas. Y ya no puede hacer que la rabia de verla partir no le lleve a obligarla quedarse... Tu te quedas conmigo... aunque sea muerta. Pero le ha perdonado. Lo sabe porque la falsa Lucía, que es Lucía, le ha pedido un abrazo..

Todo está bien. Todo se ha arreglado. G. comprende el mensaje. Saca el cuerpo inerte de la mujer de moño gris y la sienta con mucho cuidado en el lugar donde siempre viajaba mientras le cebaba mates y le contaba mil historias para evitar que se durmiera conduciendo. Arranca. No esta lejos de la salida de la ciudad. El río hoy debe de estar precioso, con tanta lluvia. Mientras planea con Lucía todo lo que va a ser su futuro juntos, acelera y siente que su corazón se libera de esa carga de sufrimiento que minutos atrás se le hacía insoportable.... Eterno... Ya falta menos... La idea de volar siempre le había parecido inalcanzable. Ese viaje a Europa que tanto planearon. Montar en un avión...Pero Lucía y su vértigo no lo permitieron.... Sujétate, amor... vamos a despegar ... le dice a Lucia mientras le pone el cinturón.... Tranquila, viejita mía. Un día te prometí que a mi lado no te puede pasar nada malo... ¿ya te olvidaste? Mientras el auto se hunde en el río, G, coge con fuerza la mano de Lucía para quitarle el miedo.... Poco a poco el agua entra y él, por primera vez en su vida... Se deja llevar... Una voz de mujer joven que parece la de Lucía pero no es, suena en su cabeza. ... No respires... Así se está mejor.... Cierra, los ojos... pide el mismo deseo que se está cumpliendo en ese momento, y se desea feliz cumpleaños.

miércoles, 14 de mayo de 2008

SER SOLA

Tuve que salir de todo ese silencio
Para que sonara mi canción
Imagen congelada, quieta, detenida
De alguien que ya no soy yo
Las risas que tapaban el dolor
Sólo iban aumentándolo

Traté de viajar con mi voz
A un lugar donde no te encontré
Mientras tú me mandabas mensajes
Solitario en tu propio viaje
En idiomas que no descifre
Me hablabas, parece, de amor


No depender dicen los sabios
Y no juzgar, dicen también
No resistirse… está todo pensado
¿Parece fácil?… no lo es


Traté de llevarte en mis sueños
A un país donde fueras feliz
Mientras tú ibas tirando miguitas
Por si acaso querías regresar
Se nos hizo el sueño, pesadilla
Desde entonces que no dormí más

Ser sola es ahora mi nuevo camino
Tomar conciencia de quien soy
Buscarme, oirme, cuidarme, bancarme
Quedarme, quedarme, dejar de correr
Preciso echar raíces esta vez
No temer que mañana sea como hoy


No depender dicen los sabios
Y no juzgar, dicen también
No resistirse… está todo pensado
¿Parece facil?… no lo es


Jinchita

lunes, 21 de enero de 2008

YO, CONMIGO

Me he encontrado, en el espejo, esta mañana
A alguien que hace tiempo conocí…
Y después de descubrirme, 20 canas,
Dentro del espejo me metí.

¿Cómo te va? ¡Tanto tiempo! ¡Me he extrañado!
Me digo a mí, yo también , me extrañé.
¿Dónde estuviste? ¡Qué malos pelos! ¿No te has peinado?
… menos mal que en algo no cambié.

Me siento a mi lado un rato y prendo un “pucho”
Me miro a mí y trato de recordar,
Por qué hace tanto tiempo que ya no me escucho,
Con todo lo que a mi me gusta hablar.

¿Cómo me va? ¡Tanto tiempo! ¡Te he extrañado!
Le digo a “mi” yo también te extrañé.
Si yo supiera las veces que me he acordado,
De lo unidas que estábamos ayer.

Ocho casas, siete novios, seis trabajos,
Y en todos un cachito de corazón,
Me miro y me pregunto a quién tengo a mi lado,
¿será un Beattle, será un Rolling Stone?

Y atrapada he quedado en el espejo
Mi otro yo me dice “quieta aquí”
parece que la que entró se tomará un recreo
y la que estaba dentro va a salir.

Qué bueno vernos, que tengas suerte, te lo has ganado.
Y si me necesitas llámame.
Toma este espejo y llévalo siempre a tu lado
No me hagas como yo que me olvidé.



¿Cómo me va? ¡Tanto tiempo! ¡Me he extrañado!
Le digo a “mi” yo también te extrañé.
¿Dónde estuviste? ¡Qué malos pelos! ¿No te has peinado?
… menos mal que en algo no cambié.


Jinchita

Buenos aires. 30 de enero del 2008

“DESPIERTO EN CÍRCULOS”




Camino en círculos, rodeándome a mí misma,
como satélite de mi propia tierra.

Escucho la banda sonora que me lleva a mi interior
y sé que se viene un “bonus track” de tristeza.

En mi mente se multiplican los ceros. Que son vacíos, y que son lleno.
Decidida a no mirarme más en los ojos de otros… que no son yo.

¿Sabes lo que significa?
¿Soy búfalo? ¿O soy dragón?
¿Soy la luz? ¿O soy “gristeza”?
¿Será esto una canción?

El acertijo está sobre la mesa, y yo, siempre tan “sabelotodo”
Elijo hoy:  NO SABE / NO CONTESTA.

Maldita la madrugada que, con el llanto de un perro,
se llevó al que tenía todas mis respuestas.

Sola, en medio de un círculo que yo misma dibujé,
busco encontrarme en el “hoy”, desmarañando el ayer.

¿Sabes lo que me pregunto?
¿Soy la trampa o el ratón?
¿Soy amante? ¿Soy esposa?
¿Llegará esto a ser canción?

Toda una vida corriendo. Estoy podrida de escapar.
Los hijos que no he tenido, piden a voces llegar.

Y yo grito que aún es pronto. ¡Todavía no he crecido!
Mis dos gemelos pelean , dentro de un útero dividido.

Noches con velas y en vela… Despierto, y de nuevo el maldito círculo.
Sé que mis sueños me hablaron, pero ya se me ha olvidado.

¿Sabes qué es lo que me pasa?
¿Soy mi cárcel o tu hogar?
Se me ha hundido el salvavidas
¿No me quieres... ¿No me quieres rescatar?


Noches con velas y en vela. Despierto de nuevo en círculos.
Vuelvo a Madrid, y sonrío… Alguien escribió de ella:
“Allá donde se cruzan los caminos”
y es que es allá donde se cruzan mis caminos.

¿Sabes de lo que te hablo?
¿Eres brisa o eres puñal?
Me ensordece tu silencio
Yo tampoco puedo hablar.


Jinchita

Buenos Aires
25 de Enero del 2008

(DIBUJO: PAULA YANONNI... UN VERDADERO HONOR TENER UN TRABAJO SUYO ACOMPAÑANDO MIS TEXTOS. GRACIAS MILES... TQ MORENEJA!)

REVIVAL

Me duele mucho el estómago.

Y el corazón, creo, se me va a salir de tan rapido que late.

La boca y la garganta estan tan secas, que tragar duele.

En el pecho... una tremenda presión que apenas me permite respirar.

Las piernas no me responden y flacas, me flaquean.

En mi cabeza una nube que me impide pensar con claridad.

Mis manos teclean con dificultad estas letras, presas de un incontrolable temblor.

... Me siento tremendamente mal ...

Es genial ... Habia olvidado lo agradable que es sentirse vivo ...



Jinchita

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