Con su traje de noche, sus tacones afilados, las medias nuevas, el colorete recién puesto, las pestañas rizadas y el bolso entre las manos, esperaba la llegada de su cita mientras miraba con aprehensión a aquella pareja de mendigos, borrachos, babeantes, amenazadores.... sucios, sucios, muy sucios.
Pasaron dos horas y ella seguía esperando, y mirando. Muchos minutos... el tiempo se hacía eterno... Esperando y temiendo. Esperando y temblando...
Cuando el borracho besó a su compañera, con una ternura inusitada, la cara de la mujer que esperaba cambió, y su mueca de asco se transformó en una máscara de dolor y envidia. El rimel comenzó a bajar por sus mejillas convirtiendo sus lágrimas en negro betún que marcaba sin pudor el camino de su tristeza... Se marcho, sola, tratando de limpiar desesperadamente su cara. Y por más que lo intento nunca llegó a conseguirlo. Su rostro, tan bello y tan limpio, había quedado sucio, sucio, muy sucio... para siempre...
Jinchita
Rinchi: lugar, en cualquier parte del universo, donde uno se siente "como en casa"... para los que vamos de casa en casa desde que nacimos, el rinchi es algo que llevamos dentro y reproducimos allá donde vamos aterrizando. Mi rinchi, mi mejor rinchi, es mi gente; los que están y los que se fueron. Porque cuando me pierdo sólo tengo que buscaros dentro para encontrarme.Porque sois mi casa, mi refugio contra todo, os dedico este blog.
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