miércoles, 24 de agosto de 2011

y la luz... no se hizo


Te animabas por momentos a rescatarte conmigo
y al abrigo de mis senos, olvidabas tu dolor.
Olor a fresia marchita, que alimenta frialdades.
Ventanas que nunca abres, para no querer salir.

"El deseo queda huérfano si no tiene quien lo sueñe"
Lo escribiste en una nota y lo tachaste con horror.
Lo subiste a lo más alto, de la más alta montaña
y ahí lo dejaste a su suerte... prendido con alfileres.


Pero yo tengo tu boca, mordiéndome aún las tripas,
y tus manos que me ahorcan, despacito el corazón.
Y podría, si supiera, dibujarte de memoria.
Y sabría, si quisieras, llenar tu casa de luz.

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